¿Un consumidor preparado?

Desde hace algunos años, el concepto del cuidado de la imagen e higiene personal ha pasado de ser tema que no atañe únicamente a las mujeres, sino que también involucra a los hombres como consumidores potenciales de los productos de dicha industria. Para ser más concretos, cabe resaltar que el Perú es el tercer país de la región con mayor consumo en productos de cuidado personal para hombres, lo cual sumado a la tasa de crecimiento anual proyectada para los próximos cinco años (20%) hace prever  un escenario de mercado en el cual los hombres realicen un gasto mayor que el de las mujeres (actualmente S/.178)  en la compra de este tipo de productos.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que la sociedad peruana se ha desarrollado desde épocas coloniales, y seguramente antes también, bajo una estructura social machista en la que ha predominado la figura masculina como eje del desarrollo social, económico y político del país. Seguramente, el lanzamiento del Catálogo Unique represente un indicador positivo de la evolución paulatina que viene experimentando la sociedad nacional a partir de un contexto de globalización e inserción internacional que promueve una mayor apertura hacia espacios indebidamente circunscritos, por construcciones sociales altamente discriminatorias y dañinas, únicamente al hombre ó a la mujer.

Sin embargo, es alentador saber que este tipo de estructuras culturales, sociales y psicológicas vienen transformándose a partir de nuevas formas de pensamiento en las que el cuidado de la imagen e higiene personal no sólo represente un concepto de estética que atañe sólo a las mujeres, sino más bien, es un factor que se relaciona positivamente con el éxito y desarrollo personal. Por ello, es necesario que se desarrolle un espacio social en el cual los hombres puedan acceder libremente y con total comodidad a este tipo de productos para el cuidado de su imagen e higiene.

Podemos concluir en que, dentro de nuestra sociedad se van desarrollando sucesos que a veces pasan desapercibidos por la mayoría de personas, pero que representan avances significativos para combatir las perspectivas de género que limitan nuestra apertura y desarrollo hacia formas de pensamiento e interrelación que nos traerían un mayor  progreso social. Debemos tomar la globalización como una gran oportunidad no sólo para fomentar negocios e intercambios comerciales, sino también como un medio para alimentar nuestra cultura de elementos positivos que enriquezcan el desarrollo de nuestras relaciones sociales.